Art. 5
RETOMO EL FUTBOL
Algún sociólogo, describió el fútbol como lo más importante, de entre aquellas cosas menos importantes.
Recuerdo, en mi niñez, haber acudido a algún campo de fútbol. Lógicamente, hoy jamás lo haría. Acudir a un estadio se ha convertido en una actividad de riesgo, en la que no está garantizada la integridad física del espectador, tal y como sucede en el cine o el teatro.
Y no lo está, sencillamente, porque el estadio es la versión del siglo XXI del antiguo circo romano, con la única diferencia que el jugador o gladiador, no es indultado o condenado a la finalización del acontecimiento, sino que esta excelentemente retribuido. Eso si, deberá batirse, hasta dar la última gota de sudor y/o sangre, en defensa de sus colores.
Por lo demás, sigue siendo el lugar en el que el pueblo acude a satisfacer su sed de ira, al tiempo que libera sus más bajos instintos. Recuerdo, de aquellos tiempos, los comportamientos mas primitivos en personas que querían constituirse en referentes sociales.
Imaginad al director del banco, al empresario, al concejal, y otra suerte de hombres de pro, mantener un acoso constante de 125 minutos sobre el equipo arbitral, que se agudizaba al acercarse el juez de línea. Aclararé que los 125 minutos de acoso, estan formados por los 90 que dura el juego, a los que añado los 15 de descanso reglamentariamente estipulados para los participantes, así como los 10 minutos anteriores al comienzo y posteriores a la finalización del encuentro.
Desde aquí, repruebo dicha predisposición al enfrentamiento y a la violencia.
Aunque, como todos, tengo afición por un equipo, me gusta que éste realice su cometido en el césped. Y doblegue al rival, venciéndolo, evidentemente. Pero por su propia calidad, nunca por acoso al moderador. Y en el supuesto que el adversario acredite ser superior, el ejercicio de reconocer la derrota debe servir de estimulo para la propia superación hasta la excelencia. En ese fútbol, si, creo.
Disculpadme. Me parece oír excesiva algarabía en el Jardín.
Madison089